Algunos damistas tienen un apasionante hobby: ÒSer problemistaÓ, una pr‡ctica comœn incluso en las publicaciones peri—dicas. Aquellos jugadores atra’dos m‡s por la creaci—n se dedican con entusiasmo a la composici—n de problemas, que son al planteamiento y resoluci—n en esencia, la poes’a del juego de las damas. Se llama problema a una composici—n en la que las blancas consiguen la victoria en un determinado nœmero reducido de peones Ðunos 6 por cada bando-, se habla de Òminiaturas o miniproblemasÓ. En ellos nunca hay una dama. Tenemos conocimiento de los problemas en este juego a partir de los a–os 1595 Ð 1635 de la mano de varios autores: Alonso Guerra, Lorenzo Valls y Juan Timoneda. Frecuentemente estas composiciones est‡n basadas en partidas jugadas realmente, aunque en general son fruto de la imaginaci—n de sus compositores, intentando crear un arte que satisfaga estŽticamente tanto al lector como al propio autor.